22 mar 2011

NECESIDAD DE NUEVOS INDICADORES PARA MEDIR LOS BENEFICIOS DE LOS ÁRBOLES URBANOS

La multifuncionalidad de los árboles urbanos y de los bosques urbanos, entendido este último concepto como el conjunto de árboles urbanos que existe en una comuna, se expresa en beneficios ambientales, sociales, psicológicos, culturales y económicos. Este es un tema cada vez más investigado, difundido y, por lo tanto, conocido. Sin embargo, en algunos sectores persiste aún una falta de discusión y de intercambio de conocimientos y know how, motivo por el cual han prevalecido en el tiempo ciertos conocimientos y técnicas que se originaron en el siglo XVIII, los que debieran ser , al menos revisados, a la luz de los avances que se han dado en la sociedad en los últimos 200 años.

En la actualidad, producto del proceso de Modernización del Estado, iniciado en 1994, es común que se formulen indicadores para medir los avances en la implementación de las políticas y programas gubernamentales que se han definido. Desde este punto de vista, debido a las múltiples funciones del arbolado urbano  es posible pensar en la formulación de numerosos y variados indicadores, de tal forma que podamos conocer y difundir los efectos benéficos que el arbolado urbano genera en las ciudades, tarea para la cual nos apoyaremos en la arboricultura o silvicultura urbana.

El indicador más utilizado para medir el aporte de los árboles en la ciudad es metros cuadrados de áreas verdes por habitantes, el que al parecer ha sido determinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que bajo un enfoque higienista propuso definir una superficie de terreno en la que una o varias personas pudieran realizar ejercicios, descansar, recrearse, tomar aire puro, etc. A pesar de ser un indicador global que no toma en cuenta numerosos aspectos de la realidad, se ha masificado su uso y es repetido incesantemente en cualquier conversación que respecto a arbolado se suscite. Entre los aspectos que dicho indicador no considera está el que los árboles que no se encuentran en un área verde también descontaminan, fijan carbono y regulan la temperatura, a lo que se suma el hecho de que la visitación a las áreas verdes urbanas se distribuye en distintos horarios según la edad de la persona y la actividad que realiza en dicho espacio, pudiendo ser utilizado con distintos fines según el tramo horario diario en que se ocupe.

Aún no se incorporan plenamente a la planificación del arbolado urbano comunal y regional indicadores que permitan conocer cuanto CO2 y NOx están capturando los árboles urbanos. Es probable que para conocer  cuanto material particulado (PM10 y PM2,5) queda atrapado en el follaje de los árboles se tenga que estimar la superficie del follaje de los árboles de hoja perenne. Otros indicadores tendrán que dar cuenta de la  contribución a la conservación de la biodiversidad que producen los árboles urbanos en términos de especies nativas, aves, y todo tipo de animales y vegetales que son protegidos de alguna forma por los árboles urbanos.

Existen estudios que permiten conocer el ahorro en electricidad que produce el efecto de la sombra de los árboles en verano, también se ha estudiado la disminución de enfermedades respiratorias y agravamiento de enfermedades cardiovasculares en días de alta concentración de contaminantes en el aire.

Necesitamos nuevos indicadores para medir los beneficios que entregan las políticas de arboricultura o silvicultura urbana, de tal forma de conocer los avances logrados y la rentabilidad de las inversiones que en este ámbito se efectúan. Nuestras ciudades y los ciudadanos están tomando conciencia de los avances logrados por la arboricultura o silvicultura urbana, lo que significa que no encuentran respuestas en aquellos discursos y compromisos que porfiadamente continúan intentando llevar el tema verde urbano a la solución de problemas de higienización, que efectivamente existieron producto de la revolución industrial, la pobreza exacerbada y la migración rural hacia zonas urbanas.

Si bien la OMS propuso un mínimo de 9 metros cuadrados de áreas verdes urbanas/ habitante (m2av/h) y un óptimo de 15 m2av/h, también es cierto que esos estándares fueron concebidos bajo un enfoque que apuntaba al saneamiento de lugares urbanos con hacinamiento, calles estrechas, sin desagües ni preocupación por el escurrimiento del agua lluvia y la aparición de enfermedades contagiosas que se convertían en pestes. Es probable que en el mundo actual existan muchos lugares con esas características, antiguos y nuevos, en los que el desafío de la arboricultura o silvicultura urbana sea mayor. Por supuesto que los organismos que tienen la responsabilidad de urbanizar la ciudad no pueden construir mal y luego discutir sobre necesidad de más áreas verdes, pienso que sería contradictorio.

Es fundamental la formulación y promoción de indicadores adecuados que permitan conocer los avances en la implementación de políticas públicas relacionadas con arboricultura y silvicultura urbana, lo que requiere investigación, sistematización de conocimientos y, más que nada, la utilización de nuevos enfoques disponibles y herramientas que nos permitan situarnos en el mundo en que vivimos, con la mirada puesta hacia el futuro.

A modo de ejemplo  señalar que no parece acertado aplicar a la comuna de Vitacura, con sus anchas calles y veredas, sus antejardines y patios llenos de vegetación de todo tipo,  un concepto relacionado a hacinamiento, falta de espacio y contagios de enfermedades. Efectivamente, cuando se señala que la comuna de Vitacura ha alcanzado 18 metros cuadrados de áreas verdes (m2av/h) o que se ha creado en la comuna de Vitacura un nuevo “pulmón verde”, estamos diciendo que, de acuerdo a los criterios de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) dicha comuna ha mejorado sus condiciones de mala higiene urbana, cuando en la realidad nunca ha tenido ese tipo de problemas.

Bien por Vitacura que pueda construir muchos parques, pero es necesario preguntarse ¿Dónde están los barrios de Santiago que tienen problemas de hacinamiento, falta de saneamiento, pestilencia y contagios de enfermedades? ¿Porqué existen esos lugares y como se crearon? Son precisamente esos lugares los que necesitan que les sea aplicado un criterio higienista y se definan políticas para incrementar sus metros cuadrados de áreas verdes.

No solo es erróneo el criterio de aplicación del estándar definido por la OMS, sino que donde debiera aplicarse, que es al momento de diseñar un desarrollo inmobiliario, en muchos casos no se ocupa. Por otro lado, es necesario preguntarse ¿Qué tipo de requisitos “verdes” debiera solicitarse a un nuevo desarrollo inmobiliario en una comuna como Vitacura? Es probable que Vitacura esté en condiciones de ceder a comunas pobres las nuevas áreas verdes y arborización que exige la ley a nuevos proyectos inmobiliarios.

1 comentario:

  1. Un placer haber visitado su magnifico post.
    En Puerto Rico donde resido todo lo aqui mencionado es agua i sal a nadie le importa, excepto a los ambientalistas de monitor.

    Aqui se desconoce por ejemplo la importancia vital del inventario botanico de arboles en las calles i ciudades para eliminar/sustituir/podar correctamente aquellos ejemplares que lo requieren.

    Suerte i exito en sus proyectos.

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