21 feb 2011

CULTIVO DE ARBOLES URBANOS EN ZONAS SEMIÁRIDAS

Las condiciones básicas necesarias para que un árbol sobreviva en cualquier lugar están relacionadas no solo con la cantidad de precipitación o riego artificial existente, sino que también tienen mucho que ver la humedad relativa del aire, la cantidad de radiación solar que impacta en el lugar donde el árbol será establecido o se encuentra y también el volumen de suelo disponible para que desarrolle sus raíces.



Se puede señalar que en general, debido a la crónica falta de financiamiento para mantención del arbolado urbano y también de las áreas verdes, se ha reparado en disminuir el costo que dicha actividad implica, el que está conformado por: precio del agua con que se riega, costo de mano de obra para riego, poda, cortar cesped, entre otros. De ahí que en algunas comunas se esté empezando a analizar el xerofitismo y utilización de espacios duros como una alternativa a los conceptos actuales de arborización y diseño de áreas verdes. La opulencia versallezca ha quedado en el pasado y nos estamos acercando a lo natural y al uso de especies nativas.

A continuación un ejemplo de lo acertado de la utilización de especies nativas que encontré en la exposición noroeste del Cerro San Cristobal, en el Parque Metropolitano de Santiago, que es la que concentra mayor radiación solar y por lo tanto mayor evapotranspiración de las plantas. En esa condición, la escasa humedad relativa del verano lleva a perder grandes cantidades de agua a las especies que no presentan adaptaciones en sus hojas similares al bosque esclerófilo, como ocurrió con las coníferas que se muestran en las fotos siguientes.


En la foto siguiente se observa la delgada capa de suelo existente en el lugar donde se establecieron las coniferas señaladas, las que sin duda alguna, en sus primeros años de crecimiento mostraron un alto potencial de crecimiento. El suelo es visto generalmente como la fuente de los nutrientes que el árbol necesita, pero también es importante el volumen de suelo existente en el lugar, el que según su profundidad, textura y porosidad determina la cantidad de agua que es capaz de almacenar el suelo y, que por lo tanto, es agua que estará disponible para ser absorbida por las raíces del árbol.


En la medida que las coníferas crecieron, alcanzado alturas sobre los 10 metros y un volumen de copas significativo, fue invirtiéndose la relación biomasa/agua almacenada en el suelo, de tal forma que cuando las coníferas alcanzaron su estado de madurez, la cantidad de agua (proveniente de lluvia o por riego artificial) no fue suficiente para mantener la diferencia de potencial que en el árbol se generó.


Sin embargo, bajo el dosel de coníferas muertas, se observa un nutrido paisaje conformado por diversos árboles nativos y exóticos que mantienen su verdor casi a finales del verano (ver fecha foto), entre los cuales destaca espino (Acacia caven) y pimiento (Schinus molle).

Un aspecto interesante de destacar radica en que, en el mismo Cerro San Cristobal, en la exposición sur-sureste, se ha enriquecido el bosque con Belloto del Norte (Beilshmedia miersii (Gay) Kostermans), especie que se encuentra distribuida en la vertiente occidental de la Cordillera de la Costa en las regiones V y Metropolitana. Presenta un crecimiento vigoroso y se adapta bien a las condiciones de suelo y humedad en que se encuetram considerando que la exposición señalada es la que recibe menos radiación solar durante el año, conservando en consecuencia mayor humedad de forma permanente.


1 comentario:

  1. Comparto totalmente tu pensamiento y lógica como ingeniero Forestal y humilde servidor de municipio pobre.

    saludos y gracias por el aporte

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