21 oct 2017

PODA DE DIRECCIONAMIENTO EN ÁRBOLES URBANOS

Las ciudades poseen un importante patrimonio ambiental expresado en su arbolado urbano establecido en calles, avenidas, plazas y parques. Existe un consenso a nivel mundial respecto de los múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos que estos aportan, contribuyendo de esa forma a generar mejores condiciones de vida para los habitantes de las zonas urbanas. Por este motivo el estándar que orienta la gestión del arbolado urbano señala que la gestión de los árboles en la ciudad siempre debe tener como resultado un mejor árbol. Es decir, que luego de dichas intervenciones los árboles urbanos generen más y mejores servicios ambientales, sociales y económicos según ya se han señalado.

Es necesario considerar que la Arboricultura Urbana, preocupada de la contribución que hacen al desarrollo sostenible los árboles y cada árbol en la ciudad, aún no ha considerado de forma suficiente el Ciclo de Vida de los Árboles Urbanos, concepto que permite obtener un mejor árbol por medio de consideraciones que se realizan desde la identificación de las características del lugar donde se desea o es posible establecer un árbol urbano. Este enfoque permite no solo obtener un mejor árbol adulto sino lograr importantes ahorros de recursos en la mantención del arbolado en la ciudad. En su ámbito específico la silvicultura urbana se preocupa de las masas boscosas que han quedado insertos en zonas urbanas, sean estos retazos de bosques o plantaciones forestales.

Si se considera que los distintos elementos que conforman la ciudad en algún momento podrían entrar en conflicto con el árbol urbano, es necesario entonces recurrir a la utilización de métodos y técnicas que permitan intervenir los árboles resultando en la obtención de un mejor árbol. Se pueden mencionar los siguientes ejemplos: cuando se instalan luminarias y postes a distancias prefijadas unos de otros, cuando los árboles en veredas son obligados a convivir con el cableado eléctrico, cuando no se está dispuesto a barrer las hojas de los árboles en otoño, cuando los árboles presentan ramas bajas que impiden el paso de los transeúntes y ciclistas, cuando los árboles crecen y alcanzan balcones o ventanas, o cuando se instalan cámaras de seguridad en invierno sin considerar que el follaje de los árboles obstruirán la visión en verano, cuando se instala publicidad callejera en vías arboladas, entre tantas y muchas otras posibilidades de conflicto en el uso del espacio público.

Un capítulo aparte en esta descripción inicial es el que producen las tormentas y se refiere a los árboles que se vuelcan  o a la caída de ramas, produciendo en muchos casos daños a las personas o a la propiedad. Por este motivo las personas afectadas demandan a las municipalidades argumentando en tribunales falta de servicios. La municipalidad debe demostrar que hizo todo lo posible para evitar que dicha situación ocurriera. Para lograr esta finalidad se pueden utilizar también los criterios que se señalan en este texto.

Descripción del efecto de las malas prácticas en poda

La falta de conocimientos o el desinterés por aplicar los conocimientos señalados lleva de forma indefectible, directa e ineludible a tomar decisiones erróneas representadas en la aplicación de esquemas de corta de ramas que dañan los árboles, disminuyendo su capacidad de aportar a los barrios, comunas y ciudades los múltiples beneficios que estos generan, disminuyendo su ciclo de vida, veteranizando (envejeciendo) anticipadamente a los árboles, disminuyendo su vigor y arruinando su estado fitosanitario.

Terciado
Es la falta de conocimiento y la porfía de no querer adquirirlos ya que existen lo que arruina a nuestros árboles, a los árboles públicos. Esos son los motivos que explican la aplicación de esquemas de poda atávicos a árboles urbanos, como son:
1.- Desmoche: consiste en cortar todas las ramas a una cierta altura del tronco. En el caso de seguridad vecinal, sin mayor sustento, se recomienda "despejar de ramas" el tronco sobre los 2 metros de altura. En el caso de tendido eléctrico se instruye despejar de ramas a 2 metros bajo el tendido eléctrico. En la mayoría de las situaciones que se observa esta nefasta práctica no se observa objetivo alguno.
2.- Poda agrícola: corresponde a la eliminación de ramas nuevas cada 1 o 2 años, alargando los muñones de ramas de forma equidistante entre ellos. Esta poda se utiliza en frutales para lograr que la luz llegue a la fruta que producen.
3.- Terciado: consiste en la eliminación de las ramas del árbol quitando un tercio o una cantidad mayor de follaje, cortando desde su ápice principal hacia abajo, generando una línea recta horizontal de ramas cercenadas o una U invertida. Algunas personas señalan que esta mala práctica equivale a "peinar" el árbol, lo que corresponde a una aberración.
4.- Despunte: corresponde a la eliminación de todas las ramas de diámetro menor del árbol ubicadas en su parte superior, dando prioridad a las ramas de ápices dominantes.



Algunos autores exponen su falta de conocimiento (y resistencia a adquirirlos) al referirse a las malas prácticas señalándolas como "podas excepcionales", lo que expresa claramente su aceptación por optar en algún momento por la mutilación de los árboles. Para evitar que los árboles caigan, que se vuelquen, deciden "bajar el centro de gravedad" del árbol eliminando gran parte de la copa del árbol o la totalidad de ella. En las 32 comunas del Gran Santiago, Chile, existen más de 6 millones de árboles urbanos y al año caen alrededor de 4.000 árboles. Esta información aportada por las municipalidades el año 2016 nos indica que el 1,5% de los árboles del Gran Santiago cae producto de sequías (daño de raíces) y temporales (fuerza del viento o el peso de la nieve). Por no disponer de un Plan de Arbolado Urbano que preventivamente identifique y recupere los árboles riesgosos, se ha procedido a elaborar planes que han utilizado esquemas de manejo incorrectos, resultando en una mutilación generalizada del arbolado urbano.   

La utilización de malas practicas en arbolado urbano, tales como desmoche, topping, terciado, despunte y la poda agrícola, resultan en los siguientes efectos nocivos para el árbol urbano:
  1. Los cortes de ramas realizados a árboles adultos no cicatrizarán debido al escaso crecimiento anual en diámetro que estos tienen (curva de crecimiento del árbol), facilitando el ataque de hongos, bacterias e insectos.
  2. La eliminación de ramas por desmoche, terciado, despunte y poda agrícola alteran la estructura y arquitectura natural del árbol, disminuyendo su capacidad de reacción y de recuperación del vigor que necesita.
  3. Las podas agresivas señaladas eliminan principalmente la Zona I fotosintética del árbol, destruyendo su estrategia de utilización óptima del espacio disponible y lo obliga a crear una estructura de emergencia que solo generará en parte la capacidad fotosintética que le ha sido erróneamente eliminada.
  4. Los árboles mutilados pierden su forma agradable y no contribuyen a un mejor paisaje. Recordemos que los árboles sanos son considerados por la población como un elemento relevante que contribuye a su felicidad.
  5. El ingreso de patógenos, la disminución de su capacidad fotosintética, la reorganización artificial de su estructura y arquitectura, dañan irremediablemente al árbol ACORTANDO SU CICLO DE VIDA en más de un 50%.
  6. Las ramas nuevas que surgen después de una mutilación por terciado, despunte, desmoche o poda agrícola son débiles en su base debido a que el extremo de la rama donde se realizó el corte se pudre. Este tipo de mala práctica debilita a los árboles aumentando el riesgo de caída de ramas y facilitando el volcamiento de los árboles en el mediano plazo. Es evidente que son las malas prácticas descritas las que contribuyen en mayor medida a que los árboles se vuelquen o caiga parte de su follaje.    
Antes de saltar al siguiente apartado el lector estará de acuerdo en que los árboles se vuelcan debido a debilidades en sus raíces. Cuando los árboles tienen debilidades en sus troncos sufren fracturas, aspecto que también ha sido profundamente estudiado por el mundo científico. Por lo tanto nada se obtiene con mutilarlos cuando en el corto y mediano plazo, de forma desordenada y débil, volverán a recuperar su biomasa. Se debe entonces realizar un trabajo metódico dirigido a identificarlos y cuidarlos, pero nunca mutilarlos. Por este motivo es importante conocer cuales son los árboles que caen y caracterizarlos: especie, tamaño, causa de la caída, estado, ambiente, intervenciones anteriores, etc. Con estos datos se puede priorizar el manejo sostenible de las especies con mayores dificultades.

PODA DE DIRECCIONAMIENTO
(directional pruning tree)

El árbol se puede clasificar según su altura en estado adulto en: muy alto, alto, mediano, bajo y pequeño. Según el tamaño de su copa en monumental, grande, media y reducida. Según la forma de su copa en esférica, ovoidal, columnar, cónica, pendular, irregular, de parasol, palmiforme, entre otras. Es decir, existen muchas formas en la naturaleza que son opciones válidas para elegir el árbol que mejor se adecue a un determinado lugar (criterio del árbol perfecto). La poda de direccionamiento se complica cuando se trata de especies arbóreas que tienen una acentuada dominancia apical, como por ejemplo coníferas, palmeras, y algunas latifoliadas: liquidámbar (Liquidambar styraciflua) o álamo (Populus spp), por ejemplo.

La idea que subyace bajo el criterio de poda de direccionamiento es que puede modificarse la forma de la copa del árbol para permitir que otros usos puedan llevarse a cabo en parte del espacio que la copa utiliza. Como toda intervención sustentable deberá cumplir con la condición de dejar como resultado un mejor árbol desde el punto de vista de los beneficios que el árbol entrega a la ciudad.

Sabemos que para gestionar adecuadamente un árbol es necesario primero diagnosticarlo de forma correcta, tarea en la que debemos utilizar conceptos respecto de su especie, origen y preferencias, estructura, zonas de vida, arquitectura del árbol, ciclo de vida, ambiente, sanidad, vigor, daño recibido, mutilaciones efectuadas, pudriciones, cuidados culturales. Otros aspectos podrían ser considerados tales como engrosamientos, grietas, reiteraciones, inclinación, tamaño de tasa, situación de veredas, suelo, etc. En el capítulo referido como ambiente encontraremos los conflictos que se producen en la ocupación del espacio aéreo y subterráneo.

Nos preguntamos entonces respecto de si ¿Es posible podar un árbol que esté en conflicto con la infraestructura urbana fortaleciendo su estructura? ¿Resultará de una acción como la señalada un mejor árbol? La respuesta es una sola: Si, es posible. 

Análisis de casos
1.- Conflicto con el tendido de suministro eléctrico

La situación más recurrente de convivencia de los árboles es con el tendido eléctrico. La caída de ramas que se quiebran por efecto del viento y los árboles que se vuelcan al caer sobre el tendido eléctrico cortan los cables y se interrumpe el suministro de electricidad. Son escasas las situaciones en el Gran Santiago, en que los troncos de los árboles se quiebran, aunque hay especies que se desganchan con más facilidad, tales como melia (Melia azedarach) o ceibo (Erythrina umbrosa).


Las dos primeras etapas del Ciclo de Vida del Árbol Urbano son fundamentales para formar su estructura definitiva, respetando su forma de crecimiento, arquitectura y favoreciendo la conformación de sus zonas. Cada 3 o 4 años se debiera dar seguimiento al árbol registrando los aspectos que es necesario considerar para su manejo. Esta situación no ocurre regularmente y cuando la caída de árboles produce la interrupción de algún servicio básico las instituciones entran en pánico y vía mutilación deciden hacer la tarea que durante años y décadas omitieron.  

Como ya se ha señalado, la poda de direccionamiento se utiliza para armonizar el uso del espacio aéreo de forma equitativa, de tal manera que se de una convivencia lo más armoniosa posible entre el árbol y la demás infraestructura existente en los espacios públicos. 

2.- Una segunda situación de conflicto radica en el contacto con edificios y viviendas

Lo árboles adultos que existen en la actualidad fueron plantados hace más de 30 o 40 años, época en la que el conocimiento respecto del arbolado urbano no estaba aún consolidado. De hecho, muchos de los conocimientos surgidos en la hace 40 o 50 años hoy se encuentran en franco retroceso. Muchas especies se utilizaban por su rápido crecimiento o fácil reproducción, sin tener consideraciones respecto del espacio final que ocuparían. Los conflictos con la infraestructura se resuelven utilizando esquemas de poda como el que se muestra en las imágenes de más abajo. 

Antes y Después del manejo de un árbol con ramas tapando parte de una vivienda
Se entiende que mentalidades con menos preocupación por su trabajo habrían probablemente mutilado el árbol, quizás terciando su copa, pero en las fotos de más arriba se observa una mejor y más coherente solución. 

3.- Conflicto con la señalética, postes y letreros

Las señales del transito pueden ser cubiertas por la copa de árboles en crecimiento; también por ramas de árboles adulto que se guían buscando espacios despejados donde captar la luz del sol. Un acertada gestión del arbolado urbano debe permitir que ambos elementos de la infraestructura urbana puedan coexistir armónicamente.

Lo mismo ocurre con los postes del alumbrado público que muchas veces son instalados de forma mecánica cada cierta cantidad de metros, quedando algunos de ellos a corta distancia de un árbol. Esta situación es recurrente y lleva con mucha frecuencia a la mutilación de los árboles porque tapan la luz, oscureciendo las calles de noche. En algunos casos se ha optado por la alternativa de instalar una segunda luminaria a mitad del poste con la finalidad de iluminar veredas.

El árbol urbano pareciera estar condenado a sufrir el efecto de malas decisiones, como por ejemplo la, cada vez más recurrente, instalación de letreros monumentales en las fachadas de los edificios o sobre las azoteas y casi en cualquier lugar. Los árboles son mutilados para facilitar la visibilidad de estos letreros. Los mismo ocurre con las fachadas de edificios corporativos y negocios, los que luego de ser instalados solicitan la mutilación de los árboles para dar visibilidad a sus imágenes corporativas.

Quizás el conflicto más importante que enfrenta el árbol urbano sea con la falta de conocimientos y antecedentes (diagnóstico) al momento de tomar decisiones.

Finalmente

Los contenidos y conocimientos aportados en este artículo no se deben tomar como una receta aplicable sin un razonamiento previo. Cada especie tiene su propia forma de ocupar el espacio disponible, pero dentro de una especie los árboles tienen distinto crecimiento de acuerdo al lugar donde han sido establecidos, los cuidados culturales que reciben, las características del suelo donde fueron plantados, el ambiente que las rodea, etc.

Ese es quizás el mayor problema de la aplicación de poda: el que los esquemas de poda son aplicados como recetas a todas las especies, a todos los árboles, en cualquier edad de su cilo de vida, sin fundamentos de arboricultura urbana. De hecho "esquema de poda" se refiere a las distintas podas y el momento de aplicarlas en las distintas etapas del ciclo de vida del árbol urbano.

Santiago JM Del Pozo Donoso
Ingeniero Forestal
Experto en Arboricultura Urbana
arbol.cl@gmail.com

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