Los árboles presentan entre un 50 a un 60% de porosidad en sus tejidos. El espacio determinado por el xilema, que está conformado por duramen (células muertas que no presentan citoplasma) y albura (células vivas), tiene por función el transporte de savia bruta (agua y sales minerales) que ingresa al árbol desde la raíz y sube por su sistema vascular hasta las hojas, no obstante, las células del duramen se van obturando con el tiempo. Además del transporte vertical de savia bruta, existe un movimiento de agua de tipo horizontal, entre células contiguas, lo que permite mantener una concentración homogénea de humedad en todos los tejidos que el árbol presenta. Una delgada capa de células ubicada bajo la corteza, denominada floema, transporta nutrientes orgánicos e inorgánicos, especialmente azúcares producidas en la fotosíntesis, desde las hojas, pasando por el tronco y hasta la raíz de los árboles.
En su conjunto forman el sistema vascular del árbol, el que posee mecanismo específicos para que se produzcan los movimientos de savia señalados, los que son el resultado de su proceso evolutivo.
El agua no solo es utilizada en sus procesos metabólicos por las células que conforman la estructura del árbol, principalmente del floema y de la albura del xilema, sino que es utilizada en las hojas del árbol para producir almidón (azúcares) en el proceso fotosintético. Recordemos que por cada seis moléculas de agua se produce una molécula de glucosa. Además, la fotosíntesis implica la apertura de estomas para ingresar dióxido de carbono al interior de la hoja, lo que en ambientes de baja humedad relativa ocasiona la pérdida de grandes volúmenes de humedad que sale desde el interior de la hoja hacia la atmósfera. Se estima que en ambientes de baja humedad relativa menos del 10% del agua que el árbol logra extraer desde el suelo se utiliza en la fotosíntesis y para sus procesos metabólicos, perdiéndose en la atmósfera más del 90% de la humedad que logra hacer llegar a su copa.
Cuando existe humedad suficiente en el suelo las raíces mantienen su elasticidad, lo que representa una importante característica de los árboles como seres vivos, de tal forma que con capaces de sostener la parte aérea del árbol de manera adecuada. Cuando la humedad del suelo comienza a disminuir, hasta el punto de no poder satisfacer el mínimo necesario que permite al árbol mantener en funcionamiento toda su estructura, las raíces comienzan a secarse, fenómeno que es simétrico con la copa por lo que simultáneamente se observan ramas secas en la parte más alta de la copa del árbol. Al no disponer de humedad en el suelo, las raíces se secan y pierden su elasticidad, por lo que frente a cualquier fuerza que empuje al árbol, como por ejemplo viento, desviación en su centro de gravedad, etc, las raíces se quiebran y el árbol cae. Según lo señalado el indicador de este fenómeno que termina por matar al árbol es la presencia de ramas y ramillas secas en la parte más alta del árbol. (1)
La lectura de los párrafos anteriores pone en evidencia la gravedad que radica en no atender oportunamente las necesidades de agua que presentan los árboles. Dicho de otra forma: es conocido que la falta de agua que sufren los árboles, sobre todo luego de 10 años de sequía como es el caso de Chile, es de fácil detección al observarse ramas y ramillas secas en su parte más alta, lo que de forma natural debería solucionarse con un programa municipal de riego de los árboles. (2)
Otro aspecto importante de destacar es la relación que existe entre el avance de la infección por hongos y el contenido de humedad interna de los árboles, vínculo que explico a continuación.
Es sabido que el daño o debilitamiento que los hongos producen a los tejidos internos del árbol es compensado con nuevo crecimiento en diámetro del árbol (3), por lo que es importante preocuparse del árbol cuando existe la posibilidad de que estén siendo por estos agentes patógenos, lo que lleva a que los hongos se alimenten de los tejidos del árbol. Pero, si nos preocupamos por algunos años, dos, tres o cuatro, se puede atacar al hongo en algunos eliminando algunos de los aspectos que necesita para sobrevivir, evitando de esa manera que prospere. Aunque al lector le cueste entender es necesario destacar que la forma más fácil y efectiva en que se puede atacar al hongo que está infectando a un árbol es regando y fertilizando justamente a ese árbol. Dicho de otra forma: para evitar que los hongos infecten a los árboles es necesario que los árboles mantengan su vigor en un nivel alto, de tal forma que los hongos no encuentren debilidades en raíces, troncos o ramas que les sirvan para prosperar.
Me explico: para poder vivir los hongos necesitan humedad, alimento, oxígeno y oscuridad. Si el árbol se encuentra en estado de saturación de humedad, vigoroso, el hongo no dispondrá de oxígeno para poder vivir y morirá. Observe el lector que no existen hongos acuáticos. Si el árbol no se encuentra en situación de saturación de humedad interna, pero posee suficiente savia bruta en sus tejidos vivos, entonces el hongo permanecerá vivo pero tendrá dificultades para avanzar en la descomposición de los tejidos del árbol. (4)
Los hongos infectarán fuertemente al árbol cuando el agua escasea, cuando no hay disponibilidad suficiente de agua de forma natural, sea lluvia, por presencia de cursos de agua, o en el caso de que los servicios públicos responsables no le provean el riego necesario. En ese caso la velocidad del avance de los hongos al interior del árbol se ve favorecida por la negligencia de no proveerles agua mediante riego oportuno y adecuado, eliminando toda posibilidad de que el árbol utilice la savia bruta de que dispone para saturar su ambiente interno, eliminando de esa forma toda posibilidad de que el hongo disponga de oxigeno. (5)
Luego de 144 años (6) de ser plantados, los árboles de la Alameda de La Serena o Avenida Francisco de Aguirre han alcanzado un tamaño acorde al esperado de su especie, principalmente los plátanos orientales o plátanos x hispánica (híbrido entre plátano oriental y plátano occidental), que corresponden a la especie dominante. El caso es que alcanzar la altura y desarrollo esperado para la especie implica que el ambiente donde se han desarrollado ha sido capaz de proveerles lo necesario. Sin embargo esta situación no ha cambiado solo por la sequía que afecta a nuestro país en los últimos 10 años. El promedio anual de precipitaciones de La Serena en los últimos 71 años es de 93 mm. (7). Además, en la capacitación realizada por el suscrito el año 2017 en La Serena, los participantes comentaron que era conocido el descenso del nivel de la napa freática en la Alameda de La Serena, lo que era producto de la sequía que por varios años afecta al país. De hecho, según se ha señalado, hace un siglo y también hace medio siglo, en La Serena llovía bastante más que el promedio actual, el que desde la perspectiva de la climatología considera solo los últimos 30 años. Por supuesto que si consideramos la última década es una situación muy apremiante.
En consecuencia, lo que ocurre con los árboles que nos preocupan en este caso, es que no se han realizado las acciones necesarias para asegurar su permanencia. Es más, se ha procedido a realizar acciones absolutamente contraproducentes, que significan la realización de heridas por donde el árbol perderá humedad de forma permanente y facilitan la entrada de esporas de hongos. Es necesaria la elaboración de un programa de rescate de los árboles singulares de La Serena, cuyo foco está puesto en los árboles de la Avenida Francisco de Aguirre, el que debe contemplar entre otras varias acciones, el pronto sellado de las heridas que erróneamente les han sido infringidas.
En la siguiente imagen note el lector como de poniente a oriente disminuye el diámetro de copa de los árboles dela Avenida Francisco de Aguirre, incluida la presencia de algún árbol seco.
Santiago Del Pozo Donoso
Experto en Arbolado Urbano
Ingeniero Forestal por la U. de Chile
Msc. por la U. Miguel de Cervantes
santiagodelpozo@live.cl
(1) Los conocimientos señalados respecto de los efectos de la sequía en los árboles, que determinan la fatiga de las raíces y tienen como indicador la presencia de ramillas y ramas secas en la parte alta de la copa de los árboles, forman parte del material de capacitación que se entrega de forma recurrente en todas las capacitaciones que sobre arbolado urbano ha realizado el suscrito, desde el año 2015.
(2) El año 2017, como parte de una capacitación realizada a la Municipalidad de La Serena, estos conocimientos fueron revisados en terreno, recorrido que en gran parte se realizó justamente en la Avenida Francisco de Aguirre, donde se procedió a inspeccionar como actividad pedagógica la sequía que afectaba ya a los de ese lugar.
(3) Selga. 2008. Arboricultura con Josep Selga (LA CULTURA DEL ÁRBOL). https://www.youtube.com/watch?v=-_yc95qybOU&feature=emb_logo
(4) Cuando los hongos logran infestar a un árbol, ingresando generalmente por alguna herida que al árbol se le haya infringido, de forma natural o por mutilación de ramas realizadas por los podadores, el área interna del árbol sufre un cambio de color y consistencia, generándose una mancha en los tejidos del árbol. Hay personas que se dedican a estudiar la forma de estas manchas y obtienen conclusiones respecto de la forma en que hay que mutilar a los árboles para que estas manchas cubran la menor superficie posible. La confusión señalada es equivalente a ver la suerte de una persona en las borras de café, siendo el nivel alcanzado en muchos lugares para tomar decisiones respecto de la gestión de los árboles, especialmente de los árboles urbanos.
(5) Por los argumentos señalados afirmo que es falso que cuando un árbol presenta pudrición central de su tronco producto de la acción de hongos se deba tratar como un árbol peligroso. Es más, lo mismo afirmo respecto de la presencia de ramas secas en el árbol. Lo único peligroso en estos casos es la desidia que ha través de largos años e incluso décadas, como es el caso que se aborda, no se ha realizado acción alguna que incremente el vigor de los árboles, lo que se puede lograr mediante riego programado y fertilización.
(6) Cortés. 2015. Testimonios de identidad urbana. La Serena clásica e inmemorial. http://old.tell.cl/magazine/17065/laserena/octubre/2015/columnas/testimonios-de-identidad-urbana-la-serena-clasica-e-inmemorial
(7) Flores. 2012. Rescate y análisis de datos históricos de la precipitación de Chile central a partir de Anuarios Meteorológicos. http://cybertesis.uach.cl/tesis/uach/2012/fiff634r/doc/fiff634r.pdf
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