Es común que los cuidados que requieren los árboles urbanos no estén siendo considerados al momento de contratar servicios o de planificar actividades que afectan su estructura o buen desarrollo. Independientemente de quien realice esas actividades, sea porque no existe claridad respecto del cuidado del árbol urbano al momento de planificar o de elaborar bases de licitación para la gestión del arbolado urbano, será necesario ir mejorando en el tiempo aquellas planificaciones mal concebidas. En este contexto es muy difícil que la estructuración de las cuadrillas, de los equipos de trabajo, etc, sean modificados una vez que han sido asignados los recursos y la planificación comienza a ser implementada. Entonces el problema no estaría tanto en la ignorancia de los trabajadores o la de sus supervisores (que existe en un alto grado) cuando mutilan un árbol, muy por el contrario, el problema estaría en los conceptos que guían la planificación y en la planificación misma.
Es del todo sensato suponer que si se licita la realización de una poda que exige desmochar árboles urbanos, los ejecutores de dicha tarea tendrán poca o nula posibilidad de cambiar lo que se les ha encargado. De hecho, si el encargo ha sido adjudicado mediante licitación pública, de no realizarse las tareas o actividades consignadas en las Bases de Licitación (elaboradas según criterios predefinidos por el mandante), quienes se han ganado dicha licitación simplemente son multados por no cumplimiento y si persisten en intentar realizar bien las tareas a su cargo (alejándose de realizar las mutilaciones solicitadas) no podrán continuar con dicho trabajo.
Distinto es el caso en que abundan las malas prácticas pero los contratos no especifican métodos o técnicas, es decir el cómo se realiza una tarea o actividad, quedando en manos de las empresas ejecutoras la forma como se gestionan los árboles urbanos.
Tengo algunos ejemplos más que pueden graficar lo que señalo: a) un canelo (Drimys winteri (J.R. et G. Forst.)) plantado en medio de un parque urbano y a pleno sol que todos los años se secaba, el que no podía ser reemplazado por otra especie por la empresa que se ganó la licitación de mantención de dicho parque porque en las bases de licitación se señalaba que no podía modificarse el diseño original. b) podas de distinto tipo ocurridas en diversas comunas a lo largo del país, realizadas en verano con más de 30° de temperatura por varias semanas seguidas y con menos de 20% de humedad relativa. c) el caso de algunas sequoias (Sequoia sempervirens ((Don. Don) Endl.)) establecidas en un parque urbano que fue construido sobre un antiguo basural, donde, una vez eliminados los residuos, se agregó una capa de grava y sobre esta una capa de tierra de 4 metros de profundidad. El agua de riego escurre en profundidad rápidamente y las sequoias a pleno sol con sus ramillas semisecas no pueden ser reemplazadas por algunas de las especies que si crecían bien en el mismo sector.
¿Por qué ocurren estas situaciones?
En muchas de las charlas y conferencias que sobre arbolado urbano he realizado estos últimos años planteo cosas que a los asistentes les parecen de sentido común, las que cobran un nuevo sentido para quienes participan cuando explico su fundamento biológico, evolutivo o fisiológico. Es evidente que para gestionar árboles urbanos el sentido común es insuficiente, no basta. Es necesario conocer los fundamentos de lo que se realiza. Dicho de otro modo: si tus acciones no tienen fundamento es alta la probabilidad de estar cometiendo un error. Por ejemplo: ¿por qué no hay que desmochar los árboles o causarles heridas?; ¿por qué hay que sellar las heridas que se le producen a los árboles?; ¿que le ocurre a los árboles cuando los mutilan en verano?; entre tantas otras malas prácticas. Recuerdo la opinión de un supervisor técnico que me explicaba que al igual que a los seres humanos a los árboles todos los años "hay que cortarles el pelo": es evidente que esa afirmación no tiene fundamento racional alguno, pero hay gente que está convencida de ello.
Efectivamente, estoy afirmando que existe mucho desconocimiento respecto de la correcta gestión que se debe realizar con los árboles urbanos; a contrario sensu: decir que se aplican sobre los árboles urbanos una serie de conocimientos que no tienen nada que ver con árboles urbanos, quizás con producción de madera, claro que si; con gestión de árboles frutales y vides, claro que sí; los que no son aplicables a árboles urbanos. Lo señalado tiene una seria complicación debido a la distancia que toman los encargados del tema arbolado urbano cuando tienen la posibilidad de capacitarse en gestión del arbolado urbano.
En el mismo sentido señalar que no es correcto, por ejemplo, aceptar como antecedente válido para la realización de poda de árboles urbanos un certificado de un "curso de poda de rosales". Tampoco es adecuado aceptar como antecedente válido para la gestión de árboles urbanos disponer de "conocimientos de poda de frutales". Las podas hortícolas no son aplicables a los árboles urbanos. En todo caso, las personas de distintas profesiones que realizan cursos de arboricultura urbana señalan de forma recurrente que los conocimientos adquiridos son novedosos y cambian su forma de ver a los árboles que existen en la ciudad.
Con lo señalado hemos dado forma al tema para acercarnos al problema de fondo referido a identificar el momento exacto en que se deben gestionar los árboles urbanos.
Un listado simple de las tareas que frecuentemente forman parte de la gestión de árboles urbanos incluye la poda (bien o mal realizada), la tala de árboles (con fundamento o sin fundamento), el retiro de árboles que se vuelcan, la arborización (plantación de nuevos árboles), el riego de los árboles urbanos (en algunos casos y en algunas comunas), el retiro de ramas que se desganchan (en invierno por temporales o en verano por acumulación de peso de savia y follaje).
Una breve revisión fundada de estas situaciones nos indicarán que al menos existen dos de estas actividades que no deben realizarse en verano, a saber: plantación de nuevos árboles o arborización y poda en cualquiera de los (atávicos) formatos que suelen utilizarse en esta actividad. El lector estará de acuerdo conmigo en que un arbolito recién salido de vivero no puede ser sometido a temperaturas por sobre los 30° y humedad relativa menor a 20%. También podemos concordar que los árboles están constituidos en un 60% por agua (savia bruta) que escapa a la atmósfera por las heridas que se le infieren, generando deshidratación en los árboles en verano y muchas veces la muerte. Existen más fundamentos que en esta oportunidad no serán aportados. En este análisis debe incluirse también las actividades que realizan las empresas de servicios que excavan en veredas, sea por primera vez o haciendo mantención de cables y tuberías soterradas.
Pero las empresas para poder sobrevivir y en general cualquier organización, tienen que tener actividad todo el año y no solo algunos meses. Es necesario entonces seriamente y con fundamento en la forma en que abordamos la gestión del arbolado urbano, para identificar si existe otra manera mejor de abordarla.
Ventajas que ofrece el Calendario del Árbol Urbano
La primera ventaja radica en el cuidado del arbolado urbano, pensando en las podas que se realizan en pleno verano, las que permiten la pérdida de savia bruta desde el xilema por la superficie de las heridas que le son infringidas al árbol. Es frecuente la muerte del árbol en los casos en que han sido desmochados o terciados en verano, donde el árbol no muere ese mismo año, sino que va decayendo y muere dos o tres años después. Si bien no todas las especies arbóreas mueren por podas en verano, si son numerosas las especies arbóreas que evidencian daño con posterioridad a estas intervenciones mal planificadas y, consecuentemente, mal realizadas.
La segunda ventaja consiste en lograr que los pequeños árboles sobrevivan. Es frecuente observar la muerte de los árboles que han sido establecidos producto de arborizaciones tardías, realizadas a partir de noviembre, donde los pequeños arbolitos se secan por falta de aclimatación, además de falta de riego. Esta reiterada actividad ha despertado desconfianza en las redes sociales debido a la pérdida de árboles y dinero que representa.
Tercera ventaja corresponde a la incorporación de numerosas actividades que en la actualidad no se realizan y que son necesarias para que el arbolado urbano logre un desarrollo en las mejores condiciones, las que serán señaladas en los siguientes párrafos.
Fases del Calendario del Árbol Urbano
Las fases que se indican a continuación han sido definidas para el hemisferio sur, en una región de clima mediterráneo con seis meses secos. Está conformado por cuatro etapas que consideran actividades de gestión del arbolado urbano, de planificación y administrativas.
Fase I.- Enero y Febrero
a.- Tala de árboles secos o en mal estado.
b.- Análisis del Inventario Comunal de Arbolado Urbano
c.- Riego de los árboles
d.- Elaboración del Plan Anual de Arbolado Urbano
Fase II.- Marzo a Abril
En el mismo sentido señalar que no es correcto, por ejemplo, aceptar como antecedente válido para la realización de poda de árboles urbanos un certificado de un "curso de poda de rosales". Tampoco es adecuado aceptar como antecedente válido para la gestión de árboles urbanos disponer de "conocimientos de poda de frutales". Las podas hortícolas no son aplicables a los árboles urbanos. En todo caso, las personas de distintas profesiones que realizan cursos de arboricultura urbana señalan de forma recurrente que los conocimientos adquiridos son novedosos y cambian su forma de ver a los árboles que existen en la ciudad.
Con lo señalado hemos dado forma al tema para acercarnos al problema de fondo referido a identificar el momento exacto en que se deben gestionar los árboles urbanos.
El Calendario Anual de Arbolado Urbano
Un listado simple de las tareas que frecuentemente forman parte de la gestión de árboles urbanos incluye la poda (bien o mal realizada), la tala de árboles (con fundamento o sin fundamento), el retiro de árboles que se vuelcan, la arborización (plantación de nuevos árboles), el riego de los árboles urbanos (en algunos casos y en algunas comunas), el retiro de ramas que se desganchan (en invierno por temporales o en verano por acumulación de peso de savia y follaje).
Una breve revisión fundada de estas situaciones nos indicarán que al menos existen dos de estas actividades que no deben realizarse en verano, a saber: plantación de nuevos árboles o arborización y poda en cualquiera de los (atávicos) formatos que suelen utilizarse en esta actividad. El lector estará de acuerdo conmigo en que un arbolito recién salido de vivero no puede ser sometido a temperaturas por sobre los 30° y humedad relativa menor a 20%. También podemos concordar que los árboles están constituidos en un 60% por agua (savia bruta) que escapa a la atmósfera por las heridas que se le infieren, generando deshidratación en los árboles en verano y muchas veces la muerte. Existen más fundamentos que en esta oportunidad no serán aportados. En este análisis debe incluirse también las actividades que realizan las empresas de servicios que excavan en veredas, sea por primera vez o haciendo mantención de cables y tuberías soterradas.
Pero las empresas para poder sobrevivir y en general cualquier organización, tienen que tener actividad todo el año y no solo algunos meses. Es necesario entonces seriamente y con fundamento en la forma en que abordamos la gestión del arbolado urbano, para identificar si existe otra manera mejor de abordarla.
Ventajas que ofrece el Calendario del Árbol Urbano
La primera ventaja radica en el cuidado del arbolado urbano, pensando en las podas que se realizan en pleno verano, las que permiten la pérdida de savia bruta desde el xilema por la superficie de las heridas que le son infringidas al árbol. Es frecuente la muerte del árbol en los casos en que han sido desmochados o terciados en verano, donde el árbol no muere ese mismo año, sino que va decayendo y muere dos o tres años después. Si bien no todas las especies arbóreas mueren por podas en verano, si son numerosas las especies arbóreas que evidencian daño con posterioridad a estas intervenciones mal planificadas y, consecuentemente, mal realizadas.
La segunda ventaja consiste en lograr que los pequeños árboles sobrevivan. Es frecuente observar la muerte de los árboles que han sido establecidos producto de arborizaciones tardías, realizadas a partir de noviembre, donde los pequeños arbolitos se secan por falta de aclimatación, además de falta de riego. Esta reiterada actividad ha despertado desconfianza en las redes sociales debido a la pérdida de árboles y dinero que representa.
Tercera ventaja corresponde a la incorporación de numerosas actividades que en la actualidad no se realizan y que son necesarias para que el arbolado urbano logre un desarrollo en las mejores condiciones, las que serán señaladas en los siguientes párrafos.
Fases del Calendario del Árbol Urbano
Las fases que se indican a continuación han sido definidas para el hemisferio sur, en una región de clima mediterráneo con seis meses secos. Está conformado por cuatro etapas que consideran actividades de gestión del arbolado urbano, de planificación y administrativas.
Fase I.- Enero y Febrero
a.- Tala de árboles secos o en mal estado.
b.- Análisis del Inventario Comunal de Arbolado Urbano
c.- Riego de los árboles
d.- Elaboración del Plan Anual de Arbolado Urbano
Fase II.- Marzo a Abril
a.- Licitación de Actividades a realizar
b.- Creación, adecuación y preparación de alcorques
c.- Fertilización
d.- Mejorar la aireación e infiltración del agua en suelos compactados
e.- Riego de los árboles
Fase III.- Mayo a Agosto
a.- Arborización en base a los antecedentes recopilados en la fase I
b.- Poda en base a los antecedentes recopilados en la fase I
c.- Gestión de residuos para elaboración de compost
d.- Cuidados especiales para árboles singulares
e.- Mantención de servicios soterrados
f.- Intervención de arbolado afectado por temporales
Fase IV.- Septiembre a Diciembre
a.- Actualización del Inventario de Árboles Urbano
b.- Limpieza de sectores con acumulación de basura
c.- Riego de los árboles (de noviembre en adelante)
d.- Mantención de alcorques
e.- Educación ambiental vecinal
f.- Intervención de arbolado afectado por temporales
La definición de las fases del Calendario del Árbol Urbano requiere disponer de un conocimiento profundo respecto de los árboles en la ciudad, de las distintas especies y del sistema de gestión que se debe implementar para gestionar adecuadamente este activo ambiental.
Análisis de costos
El calendario señalado permitirá obtener un mejor resultado evitando la muerte de los arbolitos que se planten, optimizando los recursos disponibles, logrando obtener árboles más sanos y que entreguen más y mejores beneficios (ambientales, sociales y económicos) a la población. Todo lo señalado significa ahorro ya que no se están gastando recursos en actividades que dañan los árboles urbanos.
Sin embargo, cuando se planteó la necesidad de sellar con "pasta poda" o "látex poda" las heridas que las mutilaciones de ramas (muchas veces llamadas poda) producen a los árboles, surgieron algunas voces señalando que no harían esa tarea de sellar las heridas porque significan mayores costos. (ver "Sellado de Cortes y Heridas en los Árboles")
Es evidente que con una mejor gestión de los árboles urbanos, lo que se logra con el calendario anual de arbolado urbano que se señala, requiere la incorporación de nuevas actividades y de concentrar otras en ciertos meses más propicios, con mejores condiciones para el objetivo que se persigue. Esto requiere de la elaboración de una nueva especificación de costos por parte de los organismos públicos o privados que contratan servicios para la realización de estas actividades. Por otro lado, será necesario mirar la gestión del arbolado urbano con un nuevo enfoque, conjunto de conocimientos que provee la arboricultura urbana.
Las empresas que trabajan en este sector podrán diversificar las actividades que realizan, incorporar nuevas capacidades, cuidar de mejor forma los árboles urbanos y sobre todo actuar pensando en que su trabajo permitirá obtener mejores árboles urbanos.
Para finalizar
El Calendario del Árbol Urbano es una innovación en gestión que apunta a fortalecer la gestión que se realiza en arbolado urbano, identificando los espacios de tiempo correctos en que las distintas actividades se deben realizar.
A pesar de que la organización de tareas agrupadas durante el año existe en diversos rubros, no se había planteado aún para la gestión de los árboles urbanos un ordenamiento de este tipo que fuera ideado pensando en el vigor y desarrollo de los árboles urbanos. Es probable que los efectos del cambio climático en términos de acentuar el efecto "Isla de Calor" esté generando las condiciones para que esta innovación surja.
El calendario del árbol urbano se sitúa en un contexto tal que permite eliminar de raíz varias malas prácticas que se realizan aún sin tener fundamento respecto de su utilidad. Por este motivo para su implementación gradual se requiere de un ecosistema que se caracterice por que el personal de las organizaciones involucradas, público y privado, esté capacitado en gestión del árbol individual. Si existieran retazos de bosque en las ciudades sería necesario también disponer de conocimientos en esa temática: comunidades vegetales y su dinámica.
Como es costumbre, muchas personas sin mayores conocimientos, intentarán utilizar los conceptos vertidos en este breve artículo, lo que redundará en perjudicar a los árboles urbanos. Lo señalado se debe a que son variados los factores que es necesario abordar para definir el Calendario de Arbolado Urbano que corresponda a cada comuna, de tal forma que las fases del calendario den cuenta de los procesos que en ese territorio tienen relación con los árboles urbanos.
Santiago JM Del Pozo Donoso
Experto en Arboricultura Urbana
Director Académico http://e-ambiente.cl/
Ingeniero Forestal por la U. de Chile
Nota:
1.- En el ámbito rural existe también un calendario forestal en base al cual nadie en su sano juicio establecería una plantación forestal en verano, muy por el contrario, lo harían al entrar el invierno y luego de una o dos lluvias. En ese contexto tampoco es posible pensar en no intervenir el suelo cuando tiene deficiencia de algún micronutriente.
2.- También existe un calendario agrícola que es rigurosamente respetado, en base al cual y según el tipo de cultivo de que se trate, se respetan sagradamente los tiempos en que actividades y tareas se realizan.
El Calendario del Árbol Urbano es una innovación en gestión que apunta a fortalecer la gestión que se realiza en arbolado urbano, identificando los espacios de tiempo correctos en que las distintas actividades se deben realizar.
A pesar de que la organización de tareas agrupadas durante el año existe en diversos rubros, no se había planteado aún para la gestión de los árboles urbanos un ordenamiento de este tipo que fuera ideado pensando en el vigor y desarrollo de los árboles urbanos. Es probable que los efectos del cambio climático en términos de acentuar el efecto "Isla de Calor" esté generando las condiciones para que esta innovación surja.
El calendario del árbol urbano se sitúa en un contexto tal que permite eliminar de raíz varias malas prácticas que se realizan aún sin tener fundamento respecto de su utilidad. Por este motivo para su implementación gradual se requiere de un ecosistema que se caracterice por que el personal de las organizaciones involucradas, público y privado, esté capacitado en gestión del árbol individual. Si existieran retazos de bosque en las ciudades sería necesario también disponer de conocimientos en esa temática: comunidades vegetales y su dinámica.
Como es costumbre, muchas personas sin mayores conocimientos, intentarán utilizar los conceptos vertidos en este breve artículo, lo que redundará en perjudicar a los árboles urbanos. Lo señalado se debe a que son variados los factores que es necesario abordar para definir el Calendario de Arbolado Urbano que corresponda a cada comuna, de tal forma que las fases del calendario den cuenta de los procesos que en ese territorio tienen relación con los árboles urbanos.
Santiago JM Del Pozo Donoso
Experto en Arboricultura Urbana
Director Académico http://e-ambiente.cl/
Ingeniero Forestal por la U. de Chile
Nota:
1.- En el ámbito rural existe también un calendario forestal en base al cual nadie en su sano juicio establecería una plantación forestal en verano, muy por el contrario, lo harían al entrar el invierno y luego de una o dos lluvias. En ese contexto tampoco es posible pensar en no intervenir el suelo cuando tiene deficiencia de algún micronutriente.
2.- También existe un calendario agrícola que es rigurosamente respetado, en base al cual y según el tipo de cultivo de que se trate, se respetan sagradamente los tiempos en que actividades y tareas se realizan.
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