1 mar 2011

INSTITUCIONALIDAD DEL ARBOLADO URBANO


Para abordar el tema de la institucionalidad pública utilizaremos el esquema señalado por Ávila, R. (s/f), que considera la institucionalidad como un conjunto complejo e interrelacionado de tres elementos:

  1. Una ideología que sustenta y justifica un sistema normativo que, a su vez, crea una organicidad, que lo llamaremos genéricamente “saber”;
  2. Un sistema normativo, al cual denominaremos “Derecho”, y que responde directamente a un “saber”; y
  3. La institucionalidad propiamente dicha, que es la estructura que se genera con el objeto de aplicar el Derecho, a la cual denominaremos genéricamente “órganos”.



En esta oportunidad abordaremos el primer aspecto planteado que es el "saber", intentando explicitar el conjunto de conceptos que en la actualidad se utiliza para abordar el tema del arbolado urbano, su fomento y conservación. En una siguiente oportunidad abordaremos el marco legal que rige la arboricultura urbana.


En la actualidad la sociedad en su conjunto conoce y reconoce los múltiples beneficios de tipo ambiental, económico, social, psicológico y cultural, que el arbolado urbano genera, los que provienen de su propio funcionamiento individual y ecosistémico. Los árboles y arbustos son seres vivos que nacen, viven y mueren, se alimentan y reproducen, respiran  y cambian su follaje, reciben heridas y deben sobreponerse a ellas. En definitiva, el arbolado urbano debe soportar algunas de las mismas condiciones de estrés que afectan a los seres humanos que vivimos en las ciudades.
 

El paradigma señalado, viene a reemplazar los conceptos ornamental (paisajista) e higienista que desde inicios del Renacimiento se venían aplicando (y en algunos casos se sigue manteniendo) respecto del arbolado urbano, al que en los últimos años se adicionaron ciertos aspectos ambientales. El nuevo paradigma ecosistémico se constituye en un eje que ordena y orienta la toma de decisiones respecto del manejo del arbolado urbano.

La demanda de la sociedad por tener ciudades más saludables, el respeto por el equilibrio ecosistémico en el planeta y la disminución del efecto invernadero que genera el cambio climático, tienen mucho que ver con la deforestación urbana y rural. La forestación de nuestras ciudades es un imperativo sin precedente alguno, el que para ser enfrentado y abordado con éxito requeiere de una comprensión cabal de las virtudes y defectos que presenta la institucionalidad que el país se ha dado para el fomento y conservación del arbolado en la ciudad.


  


Hemos visto en este texto los conceptos modernos abordados al inicio de este texto permiten entender a cabalidad la importancia del arbolado urbano, lo que Ávila R. (s/f) señala como el "saber", el que es parte importante de los conceptos originados en la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro.1992), aspectos que quedaron reflejados principalmente en la Agenda 21 y en el concepto de "Árboles Fuera del Bosque". En Chile están contenidos en el documento del Ministerio de Agricultura "Política de Estado para la Agricultura Chilena" elaborado el año 2001. También están recogidos estos conceptos en la "Política para el Fomento del Arbolado en la Ciudad" que publicó CONAF el año 2006.

En un estado de derecho, no pueden existir órganos que no provengan de las normas, por el principio de legalidad, y no pueden existir normas sin un paradigma conceptual. En otras palabras, los saberes generan derecho, el derecho crea órganos, los órganos reproducen saberes y crean normas, y se genera un círculo de interacción entre estos tres elementos. Los órganos son la materialización del Derecho, que se encargan de su aplicación, y constituyen la institucionalidad propiamente dicha. Las ideas y el Derecho, para ser aplicadas eficazmente, requieren de una institucionalidad que las garantice. En un estado de derecho, éste legitima a la autoridad, que encarna la institucionalidad, y la autoridad aplica el Derecho. 

  


El "saber" debe iluminar la formulación de políticas, las que deben contener y explicitar los nuevos paradigmas, de tal forma que todas las personas interesadas o que pueden ser afectadas por las decisiones que se adopten, con miras a llevar adelante las orientaciones contenidas en la nueva visión, puedan participar democraticamente en el proceso de formación de dichas políticas.

Finalmente señalar que en algunos países se habla también del espacio periurbano, cuestión que no está definida en la legislación chilena, que solo hace diferencia entre urbano y rural, de tal forma que la utilización del término periurbano en Chile solo se puede tomar como un refinamiento equivalente a un conjunto vacío.



  




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